Publicado en Lucha Indígena
La vanguardia en el desarrollo de la lucha contra el sistema en el continente indudablemente la ocupa el movimiento indígena.
A pesar de la educación que todos hemos recibido: Que son culturas primitivas que hace mucho tiempo fueron superadas con el desarrollo de la humanidad, cada vez más gente de la que lucha contra el sistema constata esta realidad irrefutable.
El sistema, sabiendo el peligro que implica para él la extensión del respeto y solidaridad que estas luchas despiertan en los pueblos no indígenas del mundo, hace esfuerzos por combatirlo, apelando a los prejuicios sostenidos por él.
No nos sorprende que así lo haga ni que la población domesticada por él nos desprecie. Pero sí me alarmó cuando vi en páginas rebeldes de internet el artículo racista del “progresista” Stefanoni.
Comencemos por el título: “¿A dónde nos lleva el pachamamismo?”. El término Pachamama (Madre Tierra o Madre Naturaleza) tiene profundas implicancias para nuestra cultura. En los últimos años, repito, los pueblos indígenas se han puesto a la cabeza de la lucha contra la depredación de la naturaleza que hace el sistema gobernado por las grandes empresas multinacionales, del cual la mayor parte de los gobiernos no son sino sus sirvientes. Viendo eso, quienes actúan contra el sistema, apoyan nuestra lucha, precisamente usando el término de naturaleza en mi idioma que no es más que uno de los muchos de nuestros pueblos: Pachamama.
Cito a la célebre ecosocialista catalana Esther Vivas: “Asimismo, hay que integrar las demandas de los pueblos originarios, el control de sus tierras y bienes naturales, y su cosmovisión y respeto a la “pachamama”, la “madre tierra”, y la defensa del “buen vivir”. Valorizar estas aportaciones que plantean un nuevo tipo de relación entre humanidad y naturaleza es clave para enfrentar el cambio climático y la mercantilización de la vida y del planeta.” Esa palabra es nuestra bandera de lucha. Y es esa palabra la que él usa en términos despectivos, denigrándola.
Que funcionarios gubernamentales y ONGs la usan para fines contrarios a los nuestros, es cierto, precisamente la usan sabiendo la gran implicancia que tiene para nuestros pueblos. Estoy de acuerdo en denunciar ese uso espurio, esto no implica denigrar algo sagrado para nuestros pueblos. Pero ese es sólo el comienzo del combate de Stefanoni a nuestros movimientos. Luego viene el desprecio por nuestra lucha, por nuestra agricultura ecológica, por lo que se ha dado en llamar “buen vivir”. La lucha por la recuperación de nuestra identidad es calificada como construcción de un gueto y por último nos descalifica en la lucha por un cambio de sistema.
La respuesta de Stefanoni a mis críticas es una no respuesta.
Él dijo “Muchos de los errores oficiales en la cumbre no son ajenos a haberle entregado a los pachamámicos la temática del cambio climático” Le respondí: “Nadie ha entregado a los indígenas la temática del cambio climático, son ellos quienes día a día vienen luchando y muriendo como en Bagua, Perú, en defensa de la Madre Tierra y contra la contaminación ambiental que produce la acción de las grandes empresas multinacionales. En estos momentos los indígenas ecuatorianos han pasado a la oposición al “Socialismo del Siglo XXI” de Correa por su política extractivista.” Si se refiere al presidente “Morales luego de su correcta intervención en Copenhague, que precisamente concordaba con el sentimiento de los 100, 000 que protestaban ante la inacción de los gobiernos, fue el único presidente que convocó a la cumbre no sólo a los indígenas sino a la población mundial”.
No responde si insiste en que alguien les entregó la temática de la defensa de la naturaleza o reconoce que fueron los indígenas quienes con su lucha ganaron ese lugar o si Morales fue o no el único presidente que convocó a una reunión sobre el cambio climático. Critico que no señala la importancia de las luchas indígenas en defensa de la naturaleza y que opina que más autoridad que ellos para encabezar la defensa de la naturaleza son quienes reciclan la basura: “En Europa hay mucha más conciencia del reciclado de basura (incluyendo los plásticos) que en nuestro país, donde en muchos sentidos está todo por hacer, y un ecologismo informado –y técnicamente sólido- parece mucho más efectivo que manejar el cambio climático desde una supuesta filosofía originaria, a menudo una coartada de algunos intelectuales urbanos para no abordar los problemas urgentes que vive el país”.
No responde si continúa considerando que en la lucha por la defensa del medio ambiente el reciclado de la basura es más importante que batallas como la de Bagua. Él señaló: “Yo nunca vi, pero quizás me equivoque, un bloqueo por el “vivir bien”. Le respondí: “En el Perú las batallas mencionadas en defensa del medio ambiente, son dadas por el “buen vivir” en contra de la escuela que nos da el capitalismo de “ganar más dinero en el menos tiempo posible”, hace poco una mujer combatiente declaró: “no voy a comer oro”.” Es a lo único que me contesta: “Otras críticas (Hugo Blanco) apuntan a que sí hay luchas por el “vivir bien”, por ejemplo, frente a la minería tóxica. Y es cierto, pero también es cierto que en Argentina esas masivas y combativas luchas contra las transnacionales y el modelo extractivista son protagonizadas también por comunidades modernas y occidentales que no quieren que sus pueblos sean envenenados con cianuro”.
Afortunadamente reconoce que “es cierto” y señala que esas luchas también son desarrolladas por comunidades “modernas y occidentales”. No desconocemos eso, no dije que eso no fuera así; considero, por ejemplo, que indígenas y no indígenas tenemos mucho que aprender de la inteligente y creativa lucha de la población de Andalgalá en Catamarca, Argentina.
Él dijo: “El debate sobre la descolonización no puede dejar de lado la tensión entre la supervivencia del gueto (bajo la forma de la preservación de la identidad y la cultura ‘ancestrales’ o de las teorías del indio ‘buen agricultor’)… Le respondí que el reivindicar nuestra identidad indígena no implica “la supervivencia del gueto” y señalé varios ejemplos, él no contesta, no dice si insiste en que reivindicar nuestra identidad implica o no la supervivencia del gueto.
También le respondí que efectivamente somos buenos agricultores, que trabajamos la tierra sin deteriorar el medio ambiente a diferencia de la “moderna” agricultura usada por las grandes empresas agrícolas multinacionales que asesinan el suelo con la monoproducción, los transgénicos, el uso de agroquímicos y que han inventado el “terminator”, la maravillosa semilla que no germina. No dice ninguna palabra al respecto, no se sabe si reconoce que la agricultura indígena (y del pequeño campesino no indígena) es mejor para la naturaleza o considera que lo es la agricultura “moderna” de las multinacionales.
Afirma: “La pose de autenticidad ancestral puede ser útil para seducir a los turistas revolucionarios en busca del “exotismo familiar” latinoamericano ….. pero no parece capaz de aportar nada significativo en términos de construcción de un nuevo Estado, de puesta en marcha de un nuevo modelo de desarrollo, de discusión de un modelo productivo viable o de nuevas formas de democracia y participación popular”. Su generalidad “filosófica” no da ninguna pista sobre la superación del capitalismo dependiente, el extractivismo o el rentismo, ni sobre la construcción de un nuevo Estado”.
Refuté esta afirmación, pues las luchas indígenas no son sólo en defensa del medio ambiente sino también en defensa de su organización colectivista, auténticamente democrática, lo que precisamente significa defender los embriones de lo que en occidente se denomina socialismo, pero que los indígenas no le dan ese nombre pues a veces están luchando en esa defensa contra gobiernos denominados “socialistas” como lo fue el de Bachelet y ahora lo es el de Correa, puse el ejemplo de Chiapas (donde desde hace más de 15 años están construyendo un poder alternativo al capitalismo) y otros. ¡Ni una palabra de respuesta a esto, ni negativa ni positiva!
Es necesaria una respuesta que sea verdaderamente respuesta.
7 de junio de 2010
A pesar de la educación que todos hemos recibido: Que son culturas primitivas que hace mucho tiempo fueron superadas con el desarrollo de la humanidad, cada vez más gente de la que lucha contra el sistema constata esta realidad irrefutable.
El sistema, sabiendo el peligro que implica para él la extensión del respeto y solidaridad que estas luchas despiertan en los pueblos no indígenas del mundo, hace esfuerzos por combatirlo, apelando a los prejuicios sostenidos por él.
No nos sorprende que así lo haga ni que la población domesticada por él nos desprecie. Pero sí me alarmó cuando vi en páginas rebeldes de internet el artículo racista del “progresista” Stefanoni.
Comencemos por el título: “¿A dónde nos lleva el pachamamismo?”. El término Pachamama (Madre Tierra o Madre Naturaleza) tiene profundas implicancias para nuestra cultura. En los últimos años, repito, los pueblos indígenas se han puesto a la cabeza de la lucha contra la depredación de la naturaleza que hace el sistema gobernado por las grandes empresas multinacionales, del cual la mayor parte de los gobiernos no son sino sus sirvientes. Viendo eso, quienes actúan contra el sistema, apoyan nuestra lucha, precisamente usando el término de naturaleza en mi idioma que no es más que uno de los muchos de nuestros pueblos: Pachamama.
Cito a la célebre ecosocialista catalana Esther Vivas: “Asimismo, hay que integrar las demandas de los pueblos originarios, el control de sus tierras y bienes naturales, y su cosmovisión y respeto a la “pachamama”, la “madre tierra”, y la defensa del “buen vivir”. Valorizar estas aportaciones que plantean un nuevo tipo de relación entre humanidad y naturaleza es clave para enfrentar el cambio climático y la mercantilización de la vida y del planeta.” Esa palabra es nuestra bandera de lucha. Y es esa palabra la que él usa en términos despectivos, denigrándola.
Que funcionarios gubernamentales y ONGs la usan para fines contrarios a los nuestros, es cierto, precisamente la usan sabiendo la gran implicancia que tiene para nuestros pueblos. Estoy de acuerdo en denunciar ese uso espurio, esto no implica denigrar algo sagrado para nuestros pueblos. Pero ese es sólo el comienzo del combate de Stefanoni a nuestros movimientos. Luego viene el desprecio por nuestra lucha, por nuestra agricultura ecológica, por lo que se ha dado en llamar “buen vivir”. La lucha por la recuperación de nuestra identidad es calificada como construcción de un gueto y por último nos descalifica en la lucha por un cambio de sistema.
La respuesta de Stefanoni a mis críticas es una no respuesta.
Él dijo “Muchos de los errores oficiales en la cumbre no son ajenos a haberle entregado a los pachamámicos la temática del cambio climático” Le respondí: “Nadie ha entregado a los indígenas la temática del cambio climático, son ellos quienes día a día vienen luchando y muriendo como en Bagua, Perú, en defensa de la Madre Tierra y contra la contaminación ambiental que produce la acción de las grandes empresas multinacionales. En estos momentos los indígenas ecuatorianos han pasado a la oposición al “Socialismo del Siglo XXI” de Correa por su política extractivista.” Si se refiere al presidente “Morales luego de su correcta intervención en Copenhague, que precisamente concordaba con el sentimiento de los 100, 000 que protestaban ante la inacción de los gobiernos, fue el único presidente que convocó a la cumbre no sólo a los indígenas sino a la población mundial”.
No responde si insiste en que alguien les entregó la temática de la defensa de la naturaleza o reconoce que fueron los indígenas quienes con su lucha ganaron ese lugar o si Morales fue o no el único presidente que convocó a una reunión sobre el cambio climático. Critico que no señala la importancia de las luchas indígenas en defensa de la naturaleza y que opina que más autoridad que ellos para encabezar la defensa de la naturaleza son quienes reciclan la basura: “En Europa hay mucha más conciencia del reciclado de basura (incluyendo los plásticos) que en nuestro país, donde en muchos sentidos está todo por hacer, y un ecologismo informado –y técnicamente sólido- parece mucho más efectivo que manejar el cambio climático desde una supuesta filosofía originaria, a menudo una coartada de algunos intelectuales urbanos para no abordar los problemas urgentes que vive el país”.
No responde si continúa considerando que en la lucha por la defensa del medio ambiente el reciclado de la basura es más importante que batallas como la de Bagua. Él señaló: “Yo nunca vi, pero quizás me equivoque, un bloqueo por el “vivir bien”. Le respondí: “En el Perú las batallas mencionadas en defensa del medio ambiente, son dadas por el “buen vivir” en contra de la escuela que nos da el capitalismo de “ganar más dinero en el menos tiempo posible”, hace poco una mujer combatiente declaró: “no voy a comer oro”.” Es a lo único que me contesta: “Otras críticas (Hugo Blanco) apuntan a que sí hay luchas por el “vivir bien”, por ejemplo, frente a la minería tóxica. Y es cierto, pero también es cierto que en Argentina esas masivas y combativas luchas contra las transnacionales y el modelo extractivista son protagonizadas también por comunidades modernas y occidentales que no quieren que sus pueblos sean envenenados con cianuro”.
Afortunadamente reconoce que “es cierto” y señala que esas luchas también son desarrolladas por comunidades “modernas y occidentales”. No desconocemos eso, no dije que eso no fuera así; considero, por ejemplo, que indígenas y no indígenas tenemos mucho que aprender de la inteligente y creativa lucha de la población de Andalgalá en Catamarca, Argentina.
Él dijo: “El debate sobre la descolonización no puede dejar de lado la tensión entre la supervivencia del gueto (bajo la forma de la preservación de la identidad y la cultura ‘ancestrales’ o de las teorías del indio ‘buen agricultor’)… Le respondí que el reivindicar nuestra identidad indígena no implica “la supervivencia del gueto” y señalé varios ejemplos, él no contesta, no dice si insiste en que reivindicar nuestra identidad implica o no la supervivencia del gueto.
También le respondí que efectivamente somos buenos agricultores, que trabajamos la tierra sin deteriorar el medio ambiente a diferencia de la “moderna” agricultura usada por las grandes empresas agrícolas multinacionales que asesinan el suelo con la monoproducción, los transgénicos, el uso de agroquímicos y que han inventado el “terminator”, la maravillosa semilla que no germina. No dice ninguna palabra al respecto, no se sabe si reconoce que la agricultura indígena (y del pequeño campesino no indígena) es mejor para la naturaleza o considera que lo es la agricultura “moderna” de las multinacionales.
Afirma: “La pose de autenticidad ancestral puede ser útil para seducir a los turistas revolucionarios en busca del “exotismo familiar” latinoamericano ….. pero no parece capaz de aportar nada significativo en términos de construcción de un nuevo Estado, de puesta en marcha de un nuevo modelo de desarrollo, de discusión de un modelo productivo viable o de nuevas formas de democracia y participación popular”. Su generalidad “filosófica” no da ninguna pista sobre la superación del capitalismo dependiente, el extractivismo o el rentismo, ni sobre la construcción de un nuevo Estado”.
Refuté esta afirmación, pues las luchas indígenas no son sólo en defensa del medio ambiente sino también en defensa de su organización colectivista, auténticamente democrática, lo que precisamente significa defender los embriones de lo que en occidente se denomina socialismo, pero que los indígenas no le dan ese nombre pues a veces están luchando en esa defensa contra gobiernos denominados “socialistas” como lo fue el de Bachelet y ahora lo es el de Correa, puse el ejemplo de Chiapas (donde desde hace más de 15 años están construyendo un poder alternativo al capitalismo) y otros. ¡Ni una palabra de respuesta a esto, ni negativa ni positiva!
Es necesaria una respuesta que sea verdaderamente respuesta.
7 de junio de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario